Bueno, tras fracasar con Mario he decidido probar con otro escenario, el de La Gran Guerra Mitridática, en este caso decidí jugar con Roma y enfrentarme a los Sertorianos y a nuestro íntimo enemigo Ponto

Logré imponerme con una ¡Victoria Ajustada!
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La verdad es que al Ponto lo apalizé vilmente, arrebatándole todas las ciudades objetivos y dejándoles apenas un par de enclaves de poca monta, los más orientales, a los que no llegué más por desinterés que por otra cosa. El Ponto empezó muy fuerte, con superioridad de tropas y avanzando a buen ritmo, lo cual me hizo perder varias ciudades rapidamente. Ante esto decidí replegarme, reculando incluso con los aliados para salvaguardarlos, a la espera de tener todas mis ejercitos activos y aguardando la llegada de Luculo a Asia portando legiones de refuerzo. Con todas ellas hice dos grupos, Luculo avanzó por el Norte hasta llegar a la capital del Ponto mientras que el otro grupo (no recuerdo ahora el nombre de mi general romano

Digo que los contigentes de los Pónticos eran pequeños pues, pese a que un principio contaba con dos enormes ejércitos, el pobrecillo de Mitríades tuvo la desdicha de quedar encerrado en Efeso con sus tropas justo cuando Luculo arribó. Con las legiones de este conseguí asediarlo dejándole dentro y repeliendo los desesperados intentos de liberarlo del otro contingente Póntico. Al final fué masacrado junto con sus generales y sus ejércitos diezmados. A partir de ahí todo fué coser y cantar en Asia. Eso sí, los Piratas no veas, eran continuamente una china en el zapato.

El problema vino en Hispania. Me las prometía muy felices viendo de inicio las tropas con las que contaba, me dije: " Bueno, esto las refuerzo un poco y pan comido". Nada más lejos de la realidad. Avancé pensando en tomar con facilidad algún enclave de los Sertorianos y ya ¡EN EL PRIMER TURNO! Sertorio me dió buenos palizones. Tanto fué la cosa que uno de mis ejercitos fué practicamente borrado del mapa y obligados sus supervivientes a reagruparse con las tropas de Pompeyo, al que no le quedó otra que recular hacia el Norte viendo lo que se le caía encima y dejando a su suerte las ciudades romanas en manos de Sertorio. Incluso "El Magno" y el sobrino de Mario cruzaron armas un par de veces sufriendo humillantes derrotas y replegándome todo lo que pude a toda pastilla para salvar el mayor número de efectivos.
Desde entonces todos mis intentos en Hispania fueron un fracaso. Aunque logré capturar Osca y conseguir el apoyo de los Vascones, todo fué un espejismo. Los Sertorianos parecían salir de hasta las piedras y ni siquiera los múltiples ataques anfibios que intentaba eran productivos. Pues, aunque los soprendía gracias a la movilidad que me daba la flota, tardaban poco en llegar hasta donde les estaba asediando y recuperaban las ciudades teniendo yo que embarcar y huir con el rabo entre las piernas. Para colmo de males, cuando ya tenía un buen ejercito reclutado en Italia presto para acudir en ayuda de Pompeyo me surgió la revuelta de los esclavos con Espartaco con todo el careto de Kirk Douglas.
Aunque logré que la rebelión de los servii no se expandiese, lo cierto es que me retuvieron lo suficiente como para que estas tropas no llegasen nunca a pisar la penísula ibérica (también estuvieron entretenidas con un intento de invasión de un aliado Póntico). Lo más que hicieron fué empezar a recuperar enclaves en la frontera de los Pirineos y eso ya casi al final de la partida.
Hubo un momento en el que perdí todas las ciudades de Hispania y Pompeyo escondido en Mauritania, desde donde hacía desembarcos esporádicos cuando recuperaba cohesión.
Al final en uno de esos desembarcos Sertorio me pilló con el carrito de los helados y por Cartago Nova terminó de darme la puntilla. Al menos tuve el gusto de ver a Pompeyo muerto, y es que "El Magno" (como se hacía llamar el tio jeta) no es que sea precisamente uno de mis personajes romanos favoritos.
Bueno, aunque fracasé estrepitosamente en Hispania, los puntos contra el Ponto me permitieron ganar la partida, pero me quedó el sinsabor de saber que había sido derrotado con MAYUSCULAS en el campo de batalla por uno de los bandos en liza.
La decisión política de asesinar a Sertorio no me fué muy efectiva ( o no leí muy bien los efectos )


En fin esas son mis (exteeeeensas) conclusiones, espero no haberos aburrido mucho. Y que me comenteis que hubierais hechos vosotros.
¿Que opinais de este escenario? Para otra ocasión, lo mismo me animo con Sertorio e intento plantarme a las puertas de Roma. El mayor reto creo que debe ser jugar con Ponto y salir bien parado.